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La semana anterior Lily le dio candela a su marido. El tipo159
 
todavía está ingresado, pero no la quiere acusar. Unos dicen que está muy enamorado yotros que está muy grave y casi inconsciente. En fin. Son de cuidado estas negras.Siempre agresivas. A veces pienso que se soplan polvo de muerto unas a otras, y por eso se desenfrenan como locas por un hombre, que en definitiva no es nada. Uno más,entre unas cuantas decenas que cada una disfruta y sufre en su vida.Hoy todo está tranquilo. Los domingos son aburridos. El solar se queda inmovilizado, yhasta silencioso. Es corno un monstruo enorme y torpe, que se revuelca, escupe fuego yprovoca terremotos durante seis días y al séptimo descansa y recupera energía.Quiero aprovechar la tranquilidad para escribir un relato sobre los dos travestís que vivenen el solar. Son amigos míos. Y de todos. Son unos tipos dulces, amigables y muyfelices. Parece que la gente los quiere. Uno de ellos aspira a triunfar como cantante yhace un personaje parecido a Marilyn Monroe: Samantha. Se transforma de tal modoque en cualquier sitio le darían premios de actuación y viviría muy bien. Aquí es un pobrediablo muerto de hambre, le hacen la vida imposible y vive de trabajitos de peluquería adomicilio. Después del espectáculo que lograron en el teatro América, comenzó unacacería de brujas. No contra los maricones. Eso sería burdo. Sino contra los jefes yempresarios que facilitaron el escenario a los travestís. Le da pánico que cualquier pequeño espacio de libertad individual se pueda convertir en un espacio de libertad deideas.Pero hoy no estoy muy ordenado por dentro. No puedo escribir. Sólo repito una frase:Amo las cicatrices, no las heridas. ¿Por qué repito eso como un paranoico? Amo lascicatrices, no las heridas.Cada día me parezco más a los negros del solar: sin nada que hacer, sentados en laacera, intentando sobrevivir vendien do unos panecillos, o un jabón, o unos tomates. Loque apai”ez ca. Así día a día. Sin pensar qué haremos mañana, qué suceo rá. Sesientan en la acera con un jabón en la mano, o con a cajas de cigarrillos y dejan quepase el día. Y sobreviven- ^ días pasan.160Estaba pensando en esto, aburrido, amando las cicatrices, cuando llegó Luisa. Veníamuerta de cansancio, con sueño, pero hizo el pan: traía un pequeño tesoro. Cuarentadólares, ¿os latas de cerveza, y media botella de whisky. Pudo ser mejor la noche delsábado, pero está bien. Se bañó, tomó una aspirina, pusimos el ventilador y nosacostamos desnudos. Ella no quería beber más. Yo si me preparé un vaso de whiskycon hielo. Me contó del tipo que levantó anoche en el Malecón. Le gusta contarme losdetalles. Todos los detalles. El de anoche quería tener sexo en la playa, sobre la arena.Y lo tuvo. Con luna llena, palmeras y mulata bellísima. Más tropical imposible. El tipo,muy europeo, traía sus propios preservativos en el bolsillo. Todo normal. No quiso nadaextraño.-Tenía la pinga muy flaca, pero jorobada a la izquierda, y me dolió. No, pero está bien.Después te cuento, déjame dormir, mi macho rico, que estoy muerta.Y se durmió en un segundo. Terminé el whisky. Me serví otro. No tengo sueño ni puedodormir de día. Me gusta mirar a esta mulata desnuda. Es hermosa. Muy delgada, linda.
 
Mientras dure, es la felicidad. No se puede aspirar a más. Es lo mejor que hay en losalrededores.Entonces recordé aquella madrugada. Una vez, hace años, yo vivía en un sitio hermoso,con una gran terraza sobre el mar Caribe. Me desperté muy de madrugada, salí a laterraza y ahí estaba Venus, brillando fervorosamente en la semipenumbra del amanecer.Fui al cuarto de los niños, desperté a Anneloren, que tendría entonces cinco o seis años,la llevé a la terraza, le mostré Venus, y le dije: «Así es día tras día, primero Venus ydespués el Sol. Eso es eterno. Todo lo importante, las cosas más importantes, sonperdurables. Y sabes que están ahí y las podemos agradecer.»Y después no sé qué más. Creo que seguí con el whisky, hasta el fondo de la botella.161
 
DÍAS DE CICLÓNHacía días que me tiraba unos pedos muy apestosos. Sólo comía frijoles negros. Y seconvertían rápidamente en pedos hediondos. A toda hora. Yo mismo me asqueaba deaquel olor a mierda podrida. Por suerte estaba solo en el cuarto. Luisa acompañaba esasemana a un gallego con plata y estaba en un hotel. Si Luisa estuviera en casa me daríapena. Realmente. Un pedo es una gracia. Pero más de dos es asqueante. Y si sonapestosos peor aún. Luisa tal vez regrese con plata. Podremos mejorar. Por unos días,pero mejoramos. Espero que la muy hijoputa no se lo gaste todo en la shopping, enropas y perfumes. Necesitamos algo de comer.Llevo tres días sin un centavo y el cabrón negro de al lado dando martillazos a lahojalata. Hace cubos.Lo más probable es que Luisa no regrese hasta que despida al gallego en el aeropuerto.Y yo aquí muriéndome de hambre. No. Voy a vender cubos. Salgo, hablo un rato con eltipo. Me da un cubo a préstamo. Si lo vendo puedo ganarme veinte pesos. Buenamierda. Pero es más que nada. Está bien. Agarro el cubo y salgo a la calle. Estálloviendo. Hay un ciclón llegando a Tampa, no sé por qué llueve tanto aquí si está tanlejos.De todos modos, prefiero mojarme antes que estar en el solar. El que hace cubos medeja sordo. Todo el día machacando hojalata. Otra sacándole piojos a todos susnegritos, que so como diez. La otra histérica porque cada vez que llueve se ca pedazosdel techo y de la pared y le ruega a todos los san ° para que el edificio no se derrumbe.162Casi sin darme cuenta voy con mi cubo hasta la casa de Arturo. Un viejo místico,rosacruz, yoga, pintor de cuadros ingenuos. Se alimenta de frutas y miel de abejas, yabsorbe prana. «Kharma es todo lo que necesitamos. Tu desorden comienza y terminaen ti mismo. Necesitas ordenarte, meditar, equilibrar tu kharma.» Siempre me aconseja lomismo, pero no tengo tiempo para esas beberías. Hay que buscar la comida. Si mepongo a comer mierda con el kharma, me muero de hambre. Y la puta en cualquier momento se monta en un avión y ojos que te vieron ir. Me entero cuando estéaterrizando en Europa. Así que hay que ir alante. Alante o me muero de hambre. Yatendré tiempo de ordenar el kharma y toda esa jodienda.Arturo tiene ahora un romance con una actriz de veinte años. Él debe de andar por lossesenta y cinco. Me gusta esa muchacha. Pero no. Está hipnotizada con este viejo. Nosé qué le hace pero la tiene boba. Pinta cuadros con ella desnuda. Arturo tiene unacasita minúscula cerca del solar, y vive bien, el muy caimán, porque le vende suscuadros en dólares a los turistas. Apenas asoma los ojos por la puerta entreabierta.Parece que está desnudo. No quiere el cubo.-Te lo puedo dejar y me lo pagas mañana, Arturo.-No, no me hace falta. Gracias.-¿Habrá algún vecino que le interese? ¿Tú sabes?
 
-No sé, no sé.-Bueno, viejo, cuídate.-Eso hago, chao.El pastor nunca deja que el lobo se acerque a las ovejitas. Sigo. Camino lentamente por los portales, con el cubo en la mano, y a veces lo propongo: «Vamos, especial, esto noes plástico. Para toda la vida. Especial. Como ya no se ven. Éste es legítimo de hie””o,para toda la vida.» A veces alguien me pregunta el precio. Por joder. Casi ni escuchan mirespuesta y siguen caminando.Voy bajando Galíano, hacia el Malecón. El mar se pone brav°- Y hay viento fuerte.¿Sería que el ciclón retornó? Camino asta donde yo viví muchos años. Subo a la azotea,toco el timre- Tal vez la vieja Hortensia me compra el cubo. Estoy empapado por la lluvia.Pero me da igual. Me siento bien mojado, en medio de la tormenta y el viento.163
 
Hortensia fue policía siempre. Capitana de la Seguridad del Estado. Se jubiló hace años.Ahora enviudó y está aterrada.Se le murió el marido y es una mugre. No tiene dinero, ni comida, ni agua, ni jabón. Lafamilia no la soporta. Está sola y medio loca. Siempre ha creído que todos están contraella. Más aplastada que una cucaracha, pero sigue igual de autoritaria y mandona. Por eso hasta la hija la pone a un lado. Alguna vez -cuando yo era vecino de Hortensia- lahija me dijo: «No la resisto, avísame cuando se muera.» Yo pensé que era una buenahijoputa. Pero no. Después la entendí.-Desde que te fuiste de aquí no hay quien viva en esta azotea. Esto es un realengo.-¿Por qué, Hortensia? Tiene que sacar fuerzas y seguir. No importa que Lucio se hayamuerto.-Ah, hijo, sí importa. Él era mi sostén. Y yo que lo regañaba y quería divorciarme. Ahoratodo el mundo me ha dado la espalda.-No, no. No diga eso. Dios está siempre con uno. (Le digo esto para judería. Ella no creeni en la madre que la parió.)-¡Qué Dios ni qué ocho cuartos! Si no tengo dinero nunca. El que no tenga dólares nopuede vivir en este país. ¡Voy a estar pensando en que si Dios ni un carajo! Ven,siéntate, vamos a hablar un ratico.-No, Hortensia, no. Me voy. Estoy vendiendo este cubo.-Ah, los macetas de al lado te lo compran.-¿Usted cree?-Sí. Están podridos en dinero. Él trabaja en una shopping y roba a dos manos. El muyhijoputa. ¡Robándole al gobierno y a Fidel!-Hortensia, deje eso. Olvídese un poco de la política. Trate de vivir lo mejor posible estosaños que le quedan.-Ay, hijo, ya estoy llegando al final. Y mira en lo que se ha convertido la Revolución.-Sí, los chinos dicen que todo en la vida es circular. Siempre se regresa al principio.-No te entiendo, ¿qué tú dices?-Nada, que no se ponga triste. Llame a esa gente a ver si quieren el cubo.164Y sí. Me compraron el cubo. Y me fui. No estoy para las descargas de Hortensia. Ya enla puerta me dijo:
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Ya he habilitado la descarga, avísenme si la han podido bajar

Tremenda cantidad de documentos y muy interesantes me gustaria mucho poder descargarlos,un saludo muy grande.

amigo quiero descargarlo pero la opción no esta habilitada, agradecería mucho si lo liberaras

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